La solución islámica
La solución islámica al tema de los intereses se basa en dos principios básicos:
(1) Si una persona desea prestar dinero a otra con el fin de ayudarla, este acto debe estar basado en los “principios fraternales”, y es absolutamente inaceptable cargar cualquier interés en tal caso. No ayuda para nada a otra persona el cargarla con un ciclo de deuda en el que ésta deberá pagar más de lo que le fue prestado. Este principio importante se aplica en la actualidad, hay países que realmente ayudan y brindan asistencia a otros países, en lugar de chuparles la sangre en un patrón de dependencia y de carga de deuda.
(2) Si una persona desea utilizar su dinero para hacer más dinero, entonces debe estar dispuesto a poner su dinero en riesgo. En otras palabras, no puede garantizar por sí mismo un rendimiento fijo (cuya cantidad crece con el tiempo) que sea independiente del resultado de la inversión en la que su dinero es utilizado. Si la persona pone su dinero en riesgo, merece tener parte en las ganancias. Sin embargo, esto también significa que acepta perder si se producen pérdidas. Este es un sistema que está basado en la justicia. Cuenta también con numerosos beneficios. Quien invierte se preocupa por los resultados de su inversión, y no puede exigir su “pedazo de pastel” independientemente de lo que pueda ocurrir con el deudor.
Esta solución islámica funciona tanto para individuos como para la sociedad en conjunto. Los bancos son esencialmente intermediarios financieros. Ellos toman dinero de quienes tienen exceso de dinero (ahorros) y lo dan a quienes necesitan dinero para invertirlo. Los intereses no son necesarios para que tal sistema funcione. El banco y sus depositantes (accionistas) invierten, en lugar de simplemente prestar, sus posesiones. El dinero se pone en riesgo y el retorno a los depositantes se hará con base en las ganancias obtenidas en las respectivas inversiones. Bajo condiciones normales de crecimiento económico, si el banco es lo suficientemente grande y diversifica su cartera, tiene prácticamente “garantizado” un retorno positivo en sus inversiones totales. Por lo tanto, aquellos que invierten su dinero con el banco recibirán un retorno positivo sobre su dinero, sin que éste sea garantizado o fijado antes de tiempo.
Numerosas instituciones financieras “islámicas” se han establecido por todo el mundo actualmente. Ellas han establecido el principio de evitar intereses, y algunas de ellas han prosperado [1].
Conclusiones
En su mayor parte, la “civilización moderna” ha decidido dar la espalda a la Guía Divina (principalmente debido a la experiencia en Occidente con el cristianismo) y ha tratado de construir sus propios sistemas económicos y políticos, leyes internacionales y demás. Al hacerlo, sin embargo, han debido admitir que están intentando algo que está más allá de sus capacidades. Las ciencias sociales son muy distintas de las ciencias físicas. No hay laboratorios en los que los humanos puedan ser ingresados para determinar cuáles pueden ser los mejores resultados bajo diferentes escenarios (e incluso se tendría que asumir que los humanos siempre reaccionan de la misma manera bajo las mismas circunstancias).
En el ámbito de la economía, la primera cosa que viene a la mente es el colapso de las teorías del socialismo y del comunismo. Uno debe, sin embargo, echar también un vistazo más cercano al capitalismo y qué tan lejos está su realidad de lo que se supone debe ser. Los primeros teóricos capitalistas visionaron una teoría que daría lugar al “mejor de todos los mundos posibles”. Sin embargo, sus teorías estaban basadas en supuestos que nunca fueron y jamás serán cumplidos. Ellos asumieron la competencia perfecta, el conocimiento perfecto, el comercio libre, y así sucesivamente. Una vez que estas hipótesis no se cumplen, como inevitablemente ocurrió, no conducen al “mejor de los mundos posibles”. En su lugar, llevan fácilmente a un mundo de explotación, en el que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Una de las fuerzas que subyacen en este sistema es la institucionalización de los intereses.
Dios ha bendecido a los seres humanos con la guía del Corán, un libro que ha sido minuciosamente preservado desde su revelación. Este Libro contiene la guía que la humanidad necesita para llevar una vida exitosa en este mundo y en el más allá. Por lo tanto, no es de extrañar que este Libro prohíba y condene absolutamente los intereses en la forma más radical.
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FOOTNOTES:
[1]Para mayores detalles sobre el funcionamiento teórico y práctico de estas instituciones, véase El-Gousi, pp. 199-247; Frank E. Vogel y Samuel L. Hayes III, Ley Islámica y Finanzas: Religión, Riesgo, y Reembolso (The Hague: Kluwer Law International, 1998), pp. 181-295.
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