Refutación a quien afirma que el Profeta usó el engaño para matar a Ka’ab Ibn Al Ashraf, el judío
¿Cuál es la posición de la Shari’ah sobre el engaño y la traición? Y si la respuesta es que ambos se consideran Haram, ¿por qué mandó matar el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam , a dos judíos que no lucharon contra él, sin importar qué hayan hecho? Uno de ellos fue muerto en su cama y el otro a manos de un antiguo conocido suyo. ¿Se justifican estas acciones si hablamos de un profeta?
Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
El Profeta, , está por encima de estas acusaciones, pues era el más confiable de los confiables.
Primeramente, debemos afirmar con claridad que ambos personajes no fueron muertos sin motivo, pues eran personas que conspiraban abiertamente para asesinar musulmanes.
El Profeta, , ordenó la ejecución de Ka’ab Ibn Al Ashraf, el judío, debido a que violó el pacto establecido con los musulmanes. Ka’ab se vio afectado grandemente por la victoria de los musulmanes en Bader y su corazón se llenó de odio y envidia. Por consiguiente, empezó una campaña de desprestigio en contra del Profeta y los musulmanes, utilizando el medio de comunicación masiva de la época: la poesía. Compuso poesías alabando a los idólatras enemigos del Islam, animándolos a matar musulmanes. Más aún, se dirigió a la Meca para encontrarse con los Quraish, y una vez allí empezó a recitar poesías en las que se lamentaba por los combatientes idólatras muertos en Bader, incitando a sus descendientes a odiar al Profeta, , y a los musulmanes e invitando a los Qurashitas a luchar contra el Islam. A sabiendas de la falsedad de la idolatría y el claro error de los idolatras, Ka’ab dijo a los Qurashitas que ellos estaban mejor guiados por Dios que los musulmanes que eran monoteístas. A pesar de todo esto, el Profeta, , le tuvo paciencia y no tomó medidas contra él.
Pero cuando Ka’ab regresó a Medina, empezó a difamar el honor de las mujeres de los Sahabah en sus poesías, las cuales estaban llenas de palabras bajas e insultos. Con ambas acciones Ka’ab había violado el pacto que firmaron los judíos de Medina con los musulmanes, y solamente después de estos incidentes fue que el Profeta, , ordenó su ejecución.
El caso del otro judío, Abi Rafi’ Salam Bin Abi Huqaiq, es parecido y hasta peor: violando el pacto de mutua protección y no agresión que había firmado su gente, Abi Rafi’ se dirigió a Meca e instó a los idólatras a atacar a los musulmanes y hasta les prometió ayudarlos si lo hacían. Esta fue una de las razones para la llamada batalla de los confederados idólatras en contra de los musulmanes en Medina. Al-lah Todopoderoso Dio la victoria a los creyentes y Derrotó a los confederados, quienes se retiraron finalmente.
Al descubrirse el papel de Abi Rafi’ en el ataque idólatra, se hacía más que necesario castigarlo por sus acciones y a aquellos se sus correligionarios que lo ayudaron. Pero la mayoría de los judíos de su tribu no habían violado el pacto aún, por lo que ejecutarlos públicamente hubiese creado un gran problema y motivado una guerra entre los musulmanes y judíos que hubiese traído más muerte. Por este motivo, debía primar la prudencia y la sabiduría, la cual dictaba que debían ser ejecutados individualmente y no de forma pública. Parece ser que los demás judíos entendieron esto y por eso no salieron a vengarlos, pues sabían de las terribles acciones que ambos habían cometido y de su violación del pacto que ellos habían firmado.
Así pues, la medida tomada por el Profeta, , fue la más correcta y prudente, evitando derramar más sangre o perjudicar a los, hasta ese momento, inocentes correligionarios de ambos.
Y Al-lah Sabe mejor.