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SURA 36: IA, SIN

Breve comentario sobre el capítulo 36 del Sagrado Corán. Este capítulo nos obliga a pensar más allá de nuestra vida en este mundo, y nos recuerda la otra vida, el poder de Dios y las consecuencias de nuestros actos.

Introducción

El capítulo 36 del Corán lleva por título Ia, Sin. Su nombre viene de las dos primeras letras del capítulo, que son "ia" y "sin". De modo que no es posible traducirla al español y se deja siempre sin traducción. Esta sura de 83 versículos fue revelada en La Meca y, al igual que todas las suras mecanas, se enfoca principalmente en la creencia en la Unidad y Unicidad de Dios, y en las consecuencias tanto de creer como de no creer en este principio básico. La sura Ia, Sin tiene muchas aleyas breves, y su recitación con pausas cortas es muy emotiva.

Aleyas 1 a 12: La revelación del Corán es una advertencia para la humanidad

Dios jura por el sabio Corán que el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) es un Mensajero en el camino correcto, enviado para advertir a quienes no son conscientes. El Corán está lleno de sabiduría, y quienes no siguen esta guía son realmente desafortunados. Sin embargo, aquellos que crean en Dios y teman Su castigo, tomarán en serio la advertencia. Dios guarda un registro claro de todo.

Aleyas 13 a 29: El ejemplo de los tres mensajeros

Se le dice al Profeta Muhammad que advierta a la gente utilizando el ejemplo de los tres mensajeros. Dos fueron enviados al pueblo, y luego se envió a un tercero para reforzar su mensaje; aun así, la gente se negó a creer. Los mensajeros se mostraron como tales y advirtieron a la gente, pero los llamaron mentirosos y amenazaron con lapidarlos. Un hombre vino corriendo desde el otro lado de la ciudad diciendo: "Escuchen, ellos no buscan recompensa. Escuchen el mensaje que traen", pero fue asesinado por los incrédulos, y se le dio entrada al Paraíso. A pesar de todo, él sigue deseando que la gente conozca el perdón y la misericordia de Dios. Dios no envió un ejército contra ese pueblo ni estaba a punto de hacerlo. Solo envió una explosión celestial y todos cayeron sin vida.

Aleyas 30 a 40: Quienes niegan la resurrección fracasan ante los signos

¡Ay de la humanidad!, dice Dios, ellos ridiculizan a los mensajeros y no ven cuántas generaciones han sido destruidas antes que ellos. Ninguno de ellos volverá jamás, pero todos comparecerán ante Dios. Ellos niegan la Resurrección, pero hay señales por todas partes. Dios le da vida a la tierra inerte. Hay productos y manantiales de agua dulce. Ellos no produjeron esas cosas por cuenta propia, ¿por qué no son agradecidos? Toda gloria es para Dios, Quien creó todas las especies en pares, y a la humanidad misma, así como muchas cosas que la humanidad desconoce por completo. Es Dios quien quita la luz diurna y cambia el día por la noche. El Sol se levanta en un curso fijo y la Luna crece y mengua de acuerdo a la orden de Dios. El Sol no alcanza a la Luna y la noche no alcanza al día, porque Dios ha determinado el curso en el que corren.

Aleyas 41 a 51: Recordatorios y advertencias

Como recordatorio, Dios se refiere al Diluvio y cómo nuestros ancestros fueron llevados en el arca. Dios continúa creando los medios con los cuales atravesar el océano; y si Él quisiera, la gente se ahogaría y Él no respondería a sus gritos. Ellos no están a salvo sino solo por una misericordia de Dios. Se nos advierte que tengamos cuidado de lo que nos precede y lo que dejamos atrás; esta es una referencia a nuestro comportamiento en este mundo y a nuestra morada en el Más Allá. Puede que así alcancemos Su misericordia, puede que así hagamos caso a la advertencia. Las señales llegan, pero los incrédulos les dan la espalda. Cuando se les dice que den con generosidad de lo que se les ha brindado, se burlan de los mensajeros y preguntan por qué deben alimentar a aquellos a quienes Dios les podría proveer con facilidad. Dicen con arrogancia: "¿Cuándo se cumplirá esta promesa (de la resurrección)?". Y una simple explosión (a veces traducida como un grito) los alcanzará mientras discuten. Entonces será soplada la trompeta, señalando la Resurrección.

Aleyas 52 a 58: Una escena del Día de la Resurrección

La gente preguntará quién los ha levantado de su lugar de reposo (generalmente se acepta que se trata de la tumba) y se les dirá que esa es la promesa que les había hecho el más Misericordioso (Dios), y sobre la que los mensajeros les advirtieron. No será sino una sola explosión y he aquí que toda la humanidad estará frente a Dios. En ese día nadie será maltratado, todos serán recompensados por lo que hicieron, a cada quién se le pagará por sus obras. La gente del Paraíso será recompensada con generosidad, estarán con sus cónyuges sentados en sofás a la sombra. Tendrán allí todo tipo de frutas y todo lo que deseen. Además, su Señor les dará la bienvenida con el saludo de paz.

Aleyas 59 a 65: Dios se dirige a los incrédulos

Entonces, Dios dirá: "Apártense los criminales. Salgan de las filas de los creyentes para que se diferencien de ellos". Y dirá: "¿Acaso no les ordené, hijos de Adán, que no adoraran a Satanás, porque él es un claro enemigo para ustedes, y que Me adoraran solo a Mí?". "Ese es el camino correcto, y él (Satanás) ha llevado a un gran número de ustedes al extravío, ¿no podían usar su razón para ver lo que ocurría?, se les dirá a los incrédulos que entren al Infierno debido a que negaron y rechazaron creer, y porque rechazaron los mandamientos de Dios. Dios sellará sus bocas, pero sus manos y pies hablarán y darán testimonio de todo.

Aleyas 66 a 76: El Corán es una advertencia, un indicador entre el bien y el mal

Dios podría haber abandonado a la humanidad, dejándola sin guía alguna, pero por Su misericordia no lo hizo. Podrían haber quedado ciegos, sin forma alguna para ver; o deformes, sin medios para moverse ni hacia adelante ni hacia atrás, pero Él no lo hizo así. El Profeta Muhammad no es un poeta, no se le entregó mera poesía, sino que se le dio un libro claro de guía, el Corán. Es una advertencia, de modo que el juicio de Dios pueda ser aprobado de acuerdo con ella. Dios nos informa luego acerca de una de las muchas bendiciones que nos ha otorgado: el ganado. Él lo creó para nuestro uso general, para que lo utilicemos como medio de transporte, para obtener comida y leche, y para otros beneficios. En lugar de agradecer a Dios por estas bendiciones, los incrédulos han tomado a otras deidades en lugar de Dios y las han adorado, e incluso las han invocado para pedirles ayuda, ¡pero en nada los pueden ayudar! Ni siquiera un ejército entero de falsos dioses combinados puede ayudar en lo más mínimo. Dios le dice al Profeta Muhammad que no se angustie por lo que dicen, pues Él conoce todo lo que muestran y lo que ocultan.

Aleyas 77 a 83: El Creador es el único que puede hacer resucitar

La humanidad parece olvidar su origen, de modo que Dios nos recuerda que fuimos creados de una gota de líquido. Sin embargo, ellos siguen disputando abiertamente, preguntando quién podría regresar la vida a los huesos después de que se han descompuesto. Dios dice que Aquel que les dio la vida en primer lugar, puede devolvérselas, y solo Él tiene conocimiento de cada acto de la creación. Él es Quien produce fuego, de modo que la humanidad pueda beneficiarse de él; Él es quien creó los cielos y la Tierra, ¿no será fácil entonces para Él resucitar a la gente? ¡Por supuesto que sí! Cuando Dios quiere que algo sea, dice "sé" y es. Toda gloria Le pertenece a Dios, Quien controla todo y es ante Él que la humanidad será resucitada.

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Por Aisha Stacey


Fuente: islamreligion