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¿JESÚS ES DIOS? (PARTE 4 DE 4)

Este es el cuarto y último artículo donde se discuten las evidencias bíblicas de que Jesús no es Dios.

27.  La biblia reporta dos veces en que a Jesús lo llamaron Dios, pero él lo negó en ambas ocasiones. Según la biblia, algunos judíos dijeron que Jesús era Dios o igual a Dios, y Jesús los refutó ambas veces. Cuando dijeron que él era igual a Dios, dijo inmediatamente:

“El hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que el Padre haga” (Juan 5:19, 30); e inmediatamente después agrega: 

“Yo no puedo hacer nada según mi propio deseo”. 

En la respuesta a quienes dijeron que era Dios, Jesús fue tajante: “Las Escrituras no dicen que  Moisés era un dios, ni que los profetas sean dioses; yo no soy inferior a ellos, yo no me llamé Dios, soy sólo el “hijo” de Dios” (Juan 10:34-36). 

La afirmación de que él era Dios difícilmente pudo haber sido la respuesta real de Jesús. Hastings, en “El Diccionario de la Biblia”, dice: “Es muy dudoso que Jesús dejara alguna confusión”. La enciclopedia de Grolier, bajo el título “Jesús Cristo”, dice: “es dudoso que idiomáticamente se entendiera que las referencias a “padre” e “hijo” implicaran, de alguna manera, la divinidad de Jesús (Marcos 18:32; Mateo. 11:25-27)”. En la Universidad de Richmond, el Dr. Robert Alley, después de realizar una profunda investigación en los documentos más antiguos recientemente encontrados, concluye: 

“.... En los pasajes (Bíblicos) donde Jesús habla sobre el “Hijo de Dios”, existen agregados tardíos.... donde se suma lo que la iglesia dijo sobre él. Que Jesús exigiera ser reconocido como una deidad, no se condice con su forma de vida ni con nada de lo que sabemos sobre él. Durante las primeras tres décadas después de la partida de Jesús, la cristiandad continuó como una secta dentro de Judaísmo. Las primeras tres décadas de la existencia de la iglesia estaban dentro de la sinagoga. Eso habría estado fuera de la creencia si ellos (los seguidores de Jesús) hubieran proclamado la deidad de Jesús”.

Jesús dijo que él era “hijo” de Dios, ¿qué significa?  Es primordial en este punto observar el idioma de los judíos a quienes él estaba hablando. 

La mayoría de las personas piensa que ningún otro verso contradice o da el rango de “hijo divino” a otras personas en el Antiguo Testamento o en el Nuevo. Pero según la Biblia, Dios tenía varios “hijos”: Adán[1], Jacob es el hijo de Dios y primogénito[2], Salomón[3], Efraín[4] es nombrado como “hijo” de Dios, todos son “hijos” de Dios[5]

  y, sin embargo, es evidente que eran personas. Los cuatro Evangelios registran a Jesús diciendo: “Benditos los que promueven la paz; ellos se llamarán hijos de Dios”.

La palabra “hijo” no puede, obviamente, ser leída literalmente, porque en la Biblia Dios se dirige a muchos de sus siervos escogidos como “hijo” e “hijos”.

Los hebreos creían que Dios no tenía ni esposa ni hijos en sentido literal. Por consiguiente, es obvio que la expresión  “hijo de Dios” quiere decir  “Siervo de Dios”; alguien que, debido al servicio fiel, es íntimo y estimado por Dios, como un hijo lo es por su padre. Posteriormente, los cristianos de habla griega o latina emplearon mal este término. El “hijo de Dios” no significa una encarnación de un dios o alguien nacido de una unión física entre un varón y dioses mujeres, aunque estas ideas eran comunes entre los paganos de Grecia y el Imperio Romano. Esto puede verse en Hechos 14: 11-13, donde vemos que cuando Pablo y Bernabé predicaron en una ciudad de la actual Turquía, los paganos dijeron que ellos eran dioses encarnados. Confundieron a Bernabé con el dios romano Júpiter, y a Pablo con el dios Hermes.

Además, en el Nuevo Testamento, la palabra griega traducida como “hijo” es “pias”, y la palabra “paida”, muy similar,  significa “siervo”, o “hijo” en el sentido de sirviente. Esta similitud entre las palabras sin duda produjo muchos errores. Jesús simplemente estaba diciendo que él era un siervo de Dios.

Según la iglesia, Dios tenía que tomar la forma de un humano para entender la tentación y el sufrimiento del ser humano, pero el concepto no está basado en ninguna palabra clara de Jesús. En contraste, Dios no necesita ser tentado y sufrir para poder entender y perdonar los pecados del hombre, porque Él es el Creador Omnisapiente del hombre. Esto se expresa en el verso:

“Y el Señor dijo: “Yo he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto, y yo he oído su lamento debido a sus capataces; porque yo sé sus dolores” (Éxodo 3:7). 

Dios perdonaba los pecados antes de la llegada de Jesús, y Él continúa perdonando sin requerir ninguna ayuda. Cuando un creyente peca, puede presentarse ante Dios con un arrepentimiento sincero para recibir su perdón. De hecho, Dios acepta a quien se humilla ante Él, y ofrece su perdón así a toda la humanidad.

“Y no hay ningún Dios además de Mí; Soy un Dios justo y un Salvador; no hay ninguno a lado de Mí. Ríndanse a Mí todos los confines de la tierra; porque Yo soy Dios, y no hay ningún otro” (Isaías 45:21-22).

Bíblicamente, las personas pueden recibir perdón por sus pecados a través del arrepentimiento sincero buscado directamente en Dios. Esto es en todo momento y en todos los lugares. No ha existido nunca la necesidad de intercesores del modo en que pretenden los trinitarios, diciendo que Jesús se sacrifica logrando la expiación. Las escrituras hablan contra ellos. No hay verdad en la creencia cristiana de que Jesús murió por nuestros pecados y que la salvación sólo se alcanza a través de Jesús. ¿Qué hay sobre la salvación de las personas antes de Jesús? La muerte de Jesús no trae ninguna expiación del pecado, ni es de forma alguna el cumplimiento de una profecía bíblica.

Según los trinitarios, en el nacimiento de Jesús ocurrió el milagro de la encarnación de Dios en la forma de un ser humano. Pero decir que Dios se volvió de verdad un ser humano invita a realizar varias preguntas. Permitan preguntar lo siguiente sobre el hombre-Dios Jesús: ¿Qué pasó con su prepucio después de su circuncisión? (Lucas 2:21) ¿Ascendió al cielo, o se descompuso como con cualquier pedazo humano de carne? Durante su vida… ¿qué le sucedió a su pelo, sus uñas y la sangre de sus heridas? ¿Las células de su cuerpo murieron como las de los seres humanos ordinarios? Si su cuerpo no funcionaba de una manera humana, no podía ser verdaderamente humano, así como tampoco verdaderamente un dios. Además, si su cuerpo funcionara exactamente como el de un ser humano, esto anularía cualquier  posibilidad de que fuese una divinidad. Sería imposible para cualquier parte de Dios, aun cuando hubiese encarnado, descomponerse de forma alguna y todavía ser considerado Dios. Él es un Dios Eterno, en el todo o en la parte, no muere, no se desintegra ni se descompone: 

“Porque Yo el Señor, no cambio” (Malaquías 3:6).

¿Las carnes de Jesús moraron en la seguridad después de su muerte?  A menos que el cuerpo de Jesús nunca se degradara durante su vida, él no podría ser Dios; pero si no sufrió degradación, entonces no era verdaderamente humano.

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FOOTNOTES:

[1](Lucas 3:38)

[2](Éxodo 4:22)

[3](2 Samuel 7:13-14)

[4](Jeremías 31:9)

[5](Deuteronomio 14:1)

 


Fuente: islamreligion